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Resumen Parte I - Doña Bárbara Cheat Sheet by

Resumen de la primera parte de Doña Bárbara

Inform­ación de la novela

Temas: La crueldad, la dictadura, la corrup­ción, la barbarie, la injust­icia, el mestizaje, la lucha de clases, el empode­ram­iento femenino, el progreso
Narrador: Tercera persona, omnisc­iente
Espacio: El llano venezo­lano, Apure
Tiempo: Comienzos de los 1900s
P. princi­pales: Santos Luzardo, Doña Bárbara

Personajes

NOMBRE
TIPO
DESCPR­IPCIÓN
Evaristo Luzardo
secundario
Conocido como El Cunavi­chero. Antecesor de Santos Luzardo y fundador de Altamira
José de los Santos
secundario
Abuelo de Santos Luzardo, padre de José y Panchita Luzardo. Último dueño de la sola Altamira
José Luzardo
secundario
Padre de Santos y Félix Luzardo. Dueño de la mitad de la hacienda "­Alt­ami­ra". Esposo de Doña Asunción. Se suicida tras matar a su hijo Félix por una disputa ideológica
Doña Asunción
secundario
Viuda de José Luzardo y madre de sus hijos
Panchita Luzardo
secundario
Hija de José de los Santos y propie­taria de "La Barque­reñ­a". Madre de Lorenzo y Marisol
Sebastián Barquero
secundario
Esposo de Panchita y dueño de "La Barque­reñ­a". Asesinado por José Luzardo
Lorenzo Barquero
principal
Descen­diente de los Luzardos. Primo de Santos Luzardo. Ex-dueño de "La Barque­reñ­a" y víctima de Doña Bárbara. Causante de la muerte de su primo, Félix
Félix Luzardo
secundario
Hermano de Santos Luzardo. Asesinado por su padre a causa de difere­ncias ideoló­gicas durante una pelea de gallos
Santos Luzardo
principal
Último descen­diente de los Luzardos. Dueño de "­Alt­ami­ra". Criado y educado en Caracas, representa la civili­zación dentro de la barbarie. Viaja al llano con el propósito de vender la hacienda, pero termina decidi­éndose por revivirla
Melquíades Gamarra "El Brujea­dor­"
secundario
Mano derecha de Doña Bárbara. Apodado "El Brujea­dor­" por sus facultades en la brujería
Asdrúbal
secundario
Primer y último amor de Doña Bárbara, a quién conoció en su época de pirata. Asesinado durante una revuelca de la tripul­ación
Coronel Apolimar
secundario
Ex-amante de Bárbara. La mente detrás de su adquis­ición de "La Barque­reñ­a". Asesinado por la devoradora de hombres
Balbino Paiba
secundario
Ex-amante de Doña Bárbara. Infiltrado de admini­strador en "­Alt­ami­ra"
Antonio Sandoval
secundario
Trabajador de "­Alt­ami­ra". Fiel peón a los Luzardos
Viejo Melesio
secundario
Padre de Antonio Sandoval
María Nieves
secundario
Cabestrero de "La Barque­reñ­a"
Juan Palacios "El Pajaro­te"
secundario
Encarn­ación Matute
secundario
Posible comprador de "­Alt­ami­ra"
Los Mondra­gones
secundario
Tres hermanos secuaces de Doña Bárbara. Conocidos como Onza, Tigre y León
El Cotizudo
secundario
El toro que sirve de familiar en "­Alt­ami­ra"
Marisela Luzardo
principal
Hija de Lorenzo y Doña Bárbara. Joven de grande belleza pero poco cuidado
Guillermo (Míster) Danger
principal
Nortea­mer­icano aliado de Doña Bárbara. The man without a country. Cahilapeo por excelencia

Línea Temporal

1898
José Luzardo mata a su hijo, Félix
15 años más tarde
Santos Luzardo regresa a Apure con el propósito de vender la hacienda
 

Resúmenes

Capítulo I: ¿Con quién vamos?
Parte I
La acción ocurre en las provincias de Venezuela. A bordo de un bongo (especie de canoa) viaja a través de un río Santos Luzardo. El destino Palodeagua y después, los terrenos de Altamira. La apariencia citadina de Santos Luzardo contrasta notabl­emente con los rudos y curtidos palanq­ueros. A bordo viaja también una persona que pareciera seguir a Santos desde San Fernando. Se le conoce como el Brujeador y trabaja para una señora conocida como Doña Bárbara. Al pedir refere­ncias sobre aquella mujer, cuya fama se extiende más allá de sus terrenos, los palanq­ueros le dicen a Santos que tenga cuidado. Doña Bárbara domina el lugar y tiene compradas a todas las autori­dades del pueblo. Es una bruja que tiene al mal de su lado. Manipu­ladora y hábil, Doña Bárbara tiene su propio cement­erio. Los palanq­ueros le advierten también a Santos que tenga cuidado con el Brujeador y que cometió un grave error al convidarlo a viajar en el mismo bongo.
Capítulo II: El descen­diente del cunavi­chero
Parte I
Tiempo atrás, los terrenos de Altamira estaban dominados por dos familias de caciques: Los Luzardos y los Barqueros. Familias antagó­nicas que practi­caban sin reservas, la ley del llano. Sin embargo, don José Luzardo, padre de Santos, mantenía una querella con su liberal hijo Félix. En otro país de Latino­amé­rica, México, sucedía una batalla contra los Estados Unidos. Félix apoyaba a México muy a pesar de don José. Una noche, en una pelea de gallos, Félix reta al padre y éste lo mata. Don José Luzardo le dio la noticia a su esposa y se encerró en un cuarto a dejarse morir. La madre de Santos, en verdadera repulsa contra esa ley del llano decide llevarse a su hijo de catorce años a la capital: Caracas. Ahí, Santos Luzardo se olvido de los ríos y los caimanes por algún tiempo. Se hizo Médico. Pero sus terrenos, sus hatos, -sitios donde se instalan los pastores fuera de la población con su ganado- contin­uaban ahí. Gran parte había sido ya robado, por las vías legales de Doña Bárbara. Y Santos se dirigía a sus terrenos pues un comprador estaba interesado en adquir­irlos.
Capítulo III: La devoradora de hombres
Parte I
Barbarita trabajaba de cocinera en una embarc­ación de ladrones y piratas. Ajena a sus fechorías, despertaba los deseos de los bandol­eros. Cierto día, un joven de nombre Asdrúbal, pide trabajo en la embarc­ación. El capitán quien era el tutor de Barbarita lo acepta. Asdrúbal y Barbarita se hacen amigos, al poco tiempo le enseña a leer, cosa que no le gustó al capitán. Asdrúbal le advierte a Barbarita que su taita tiene la intención de venderla a un Turco. Barbarita no lo puede creer. El capitán sospecha de Asdrúbal y lo manda con otro para que éste lo asesine. Un motín abordo contra el capitán sucede y luego de darle muerte, los bandoleros violan a Barbarita quien es rescatada por un viejo de nombre Eustaquio quien se rumora, fue la primera persona que puso en contacto a Barbarita con los brujos. Pasado un tiempo, la fama de Doña Bárbara, mujer que tiene pacto con el Diablo se extiende por toda la región. Todas las noches, Doña Bárbara y su Socio planearon como apoderase de todos los terrenos del Arauca. Su primera víctima fue Lorenzo Barquero quien al cabo de tratarla, termino como una autentica piltrafa humana, con un avanzado alcoho­lismo y con una hija que ni la madre ni el padre atendi­eron. Los terrenos de los Barqueros así como una porción de Altamira, pasaron a ser propiedad de Doña Bárbara quien bautizó sus propie­dades como El Miedo. Además, Doña Bárbara se reveló hábil en cualquier actividad desemp­eñada por los hombres; lazaba, montaba caballos bravos, dirigía las peonadas y portaba revolver. Su belleza era comparada a su codicia y crueldad.
Capítulo IV: Uno solo y mil caminos distintos
Parte I
Santos Luzardo se encuentra con un antiguo becerrero de su niñez: Antonio Sandoval, que permanece fiel a sus ordenes. Antonio le presenta a los peones. Algunos como Carmelito López, dudan de las capaci­dades del jefe, lo sienten demasiado amanerado para las rudas tareas del campo. Antonio ya sabía de la llegada de Santos pues un peón que viajaba junto con el Brujeador fue a dar la noticia a El Miedo. Santos se pone al tanto de la situación, ha habido enferm­edades y demasiadas muertes por esas tierras. Balbino Paiba, mayordomo de Altamira y amante en turno de Doña Bárbara, ha sacado mucho provecho de la ausencia de tantos años de Santos Luzardo: el nuevo amo de Altamira. Santos no habla de venganzas o peleas.
Capítulo V: La lanza en el muro
Parte I
Santos, junto con Carmelito y Antonio hacen un recorrido por la zona. Los recuerdos de su infancia son mezclados con las narrac­iones de la tiranía que Doña Bárbara y Balbino Paiba han ejercido. Reconoce el lugar donde hubo la disputa familiar que dio muerte a su hermano; el odio reciproco entre Luzardos y Barqueros. Santos se entera que Lorenzo Barquero, quien había instigado a Felix contra su padre. Vivía como un despojo humano sumido en una permanente borrac­hera. La culpable de esa vida destruida: Doña Bárbara. De regreso a Altamira, Santos conoce al resto de sus peones, nota en varios, la misma expresión de resent­imiento que hubiera observado en Carmelito. Esa noche duda en vender su hato. Antonio le extiende sus llaves y le indica el cuarto donde su padre se había sentado a esperar la muerte. Santos entra al cuarto que estaba justo como lo había dejado: en la pared contin­uaba, la lanza que el padre había hundido luego de asesinar a su hijo. Santos saca la lanza y le pide a Antonio que se olvide de rencores. Decide no vender Altamira y quedarse a levant­arla. Santos regresa a su cuarto y duerme profun­dam­ente.
Capítulo VI: El recuerdo de Asdrúbal
Parte I
El Brujeador va con Doña Bárbara para darle noticias. La patrona se encuentra con Balbino Paiba quien se siente superior a Doña Bárbara. El Brujeador le confirma que Santos Luzardo ha llegado a Altamira con los propósitos de pelearle todas los juicios ganados. Doña Bárbara y Balbino suponen que no durará mucho su gusto. De repente, Doña Bárbara, observa un vaso de agua y finge ver la cara de Santos Luzardo. Balbino sospecha que es una más de sus tretas para reafirmar su condición de Bruja. Al quedarse sola Doña Bárbara, recuerda a su primer y único verdadero amor: Asdrúbal.
Capítulo VII: El familiar
Parte I
Noche de luna llena en Altamira. Pajarote, otro de los peones, habla de su encuentro con el Familiar, es decir, el primer animal que se encierra en un hato para que muera y tenga el hato su propio guardián. Todos reconocen que extraños sucesos se vienen a la fecha. Otro peón afirma también haberse encontrado con el Familiar, en este caso un toro, el cual presagia buenos augurios.
Capítulo VIII: La doma
Parte I
Al amanecer, Santos Luzardo recibe al mayordomo de Altamira: Balbino Paiba quién se muestra seguro ante el amo. Santos se impone y le dice que pronto le pedirá las cuentas de la manera como ha manejado el hato. Balbino es sorpre­ndido por la seguridad de Santos. Antonio Sandoval, Pajarote, Carmelito y otros, se sorprenden también de la firmeza mostrada por Santos. Un caballo se doma. Santos se une al ruedo, domina al caballo salvaje y lo saca al monte.
Capítulo IX: La esfinge de la sabana
Parte I
Una parte de Altamira, había pasado a ser propiedad de El Miedo por medio de los Mondra­gones, tres hermanos que vivían aislados del pueblo, y que hacían los trabajos sucios de Doña Bárbara. Balbino Paiba los sorprende y los Mondra­gones le platican que recibieron la orden de cambiar su estancia, que se encontraba legalmente en Altamira, hacía El Miedo. Piensan que a la patrona le tiene miedo al vecino. Balbino les ordena quedarse por ahí y se dirige a casa de Doña Bárbara. Al llegar la encuentra más femenina; adornada con cintas, encajes y el pelo suelto. Balbino le dice haberse encontrado con los Mondra­gones y que le expresaron su descon­tento. Doña Bárbara se impone y reafirma sus ordenes. Balbino va con los Mondra­gones y les confirma la orden de la patrona, no sin subrayar, que no le teme, sino que se trata de una trampa. Balbino regresa con Doña Bárbara y le escucha decir Dios libre al que se atreva contra Santos Luzardo. Ese hombre me pertenece.
Capítulo X: El espectro de la Barquereña
Parte I
En un bosque cercano, Santos se topa con una niña vestida en harapos, cuyo descuido en el hablar delataba una vida callejera. Santos pregunta por la casa de Lorenzo Barquero y la niña le contesta a regaña­die­ntes. Lorenzo Barquero vivía en una pocilga descuidada y sucia, su borrachera no conocía fin. Fue el primer amante de Doña Bárbara y lo había perdido todo. Santos Luzardo se presentó y le ofreció su amistad. Lorenzo se indigna de que un Luzardo se encuentre en casa de un Barquero, pero su esquel­ética figura, rara vez lo mantenía en pie. Santos le pide olvidar las viejas rencillas. Lorenzo acepta su amistad. Santos le confiesa que en su niñez, él fue su ídolo y ejemplo a seguir, -pues Lorenzo Barquero, un poco mayor de edad, se había ido a Caracas a estudiar y su madre lo ponía siempre de ejemplo-. Lorenzo Barquero se sumerge en sus recuerdos. En efecto, fue un niño que destacaba por su inteli­gencia y en la capital conocía a distin­guidas damas de sociedad. Era querido y respetado. Todo acabo una tarde que recibió una carta de su madre, diciéndole que se tenía que regresar pues su padre había sido asesinado por José Luzardo y urgía que él mismo vengará su muerte. Santos le confiesa que posee sentim­ientos nobles gracias a él. Lorenzo se indigna y, luego de beber su aguard­iente, previene a Santos del llamado de la devoradora de hombres. Dice que todo fue mentira y que nadie escapa de las brujerías de aquella señora. Santos pregunta por su hija, pero Lorenzo Barquero se sumerge en un profundo trago de alcohol. Antes de reenco­ntrarse en sus abismos reitera: ¡Santos Luzardo mírate en mí! Esta tierra no perdona!
Capítulo XI: La bella durmiente
Parte I
En el camino de regreso, Santos se preguntaba si aquella niña sucia que había encontrado no sería Marisela, la hija de Lorenzo Barquero. Al topársela de nuevo, confirma su sospecha y entabla una amistad con la niña salvaje. Santos le lava la cara y le habla a su prima de una manera que despierta en la pequeña de quince años, sentim­ientos y emociones hasta ahora descon­ocidas. Al día siguiente, Marisela se levanta a bañarse.
Capítulo XII: Algún día será verdad
Parte I
Santos, Antonio, y algunos peones, amanecen con la noticia de que los Mondra­gones se fueron del terreno aunque sólo era una buena noticia ante la desoladora realidad. Faltaban trabaj­adores y las mejores tierras, aquellas donde abunda el agua y el pasto, son propiedad de Doña Bárbara. Santos propone revisar la ley del llano y Antonio le responde que aquí, la única ley es la de Doña Bárbara. Por la tarde, Santos manda a Doña Bárbara y a Mister Danger un escrito donde avisa su dispos­ición a cercar el hato, por lo que pide que cada quién recoja su ganado pues éste anda libre y revuelto por la zona. Las marcas indican su proced­encia pero Santos considera que el principio de la modernidad podría residir en los límites. Santos se entrega a sus ideales y piensa después en un ferroc­arril. El progreso acabara con tanta injusticia y miseria.
Capítulo XIII: Los derechos de Mister Peligro
Parte I
Guillermo Danger había llegado hacía algunos años. Se le acogió con simpatía a este gringo que consid­eraba inferiores a todo aquel que no tuviera ojos azules. Cazador que exportaba pieles de caimanes. Desde la fundación del hato de El Miedo, Mister Danger se hizo amigo de Doña Bárbara. Esa noche Doña Bárbara, su amante en turno y Mister Danger cenaron. Doña Bárbara no tardó en emborr­achar a su amante criollo y comenzó a coquetear con el gringo. Lo invitaron a una celebr­ación de brujería donde sería sacrif­icado un caballo. Mister Danger accede emocio­nado. Llegaron por la noche al lugar y en una zanja previa­mente hecha, echaron a un caballo viejo a morir. El amante fue atacado con un fulminante ataque de riñón y cayo muerto a la zanja, también Doña Bárbara contribuyo con una lanza. Pero Mister Danger no se dejo impres­ionar y se fue de ahí. Poster­ior­mente, Mister Danger se presentó a El Miedo para abogar por la Barquereña y el resto de las propie­dades de Lorenzo Barquero, a quién sumini­straba alcohol, pidiéndole a Doña Bárbara que no se las incaute. Doña Bárbara le concede su petición. Mister Danger recibe la carta de Santos. Al día siguiente se vieron, y Mister Danger, con mapa hecho a mano, le insiste a Santos que invadirá propiedad privada. Santos no acepta sus invita­ciones de vino y firme, mantiene que esos terrenos le perten­ecen. Mister Danger, sin dejarse intimidar, le enseña unas escrituras firmadas por Lorenzo Barquero donde prohibe el levant­amiento de una palizada, o cerca, en esos terrenos encargados al buen amigo. Santos no contaba con ese contrato aunque sospecho, por la firma temblo­rosa, de que manera se consiguió. Santos pide disculpas y se va. Mister Danger le ofrece su amistad. Santos la rechaza. Santos camina rumbo a casa de Lorenzo Barquero, entra y lo encuentra dormido. Le toma la presión y sospecha del poco tiempo que le queda. Mister Danger, quien había seguido a Santos llega y, burlón como siempre, defiende a Lorenzo que ya se quiere morir. Marisela entra también y es objeto de burla del gringo quien haber comprado todos los derechos. Mister Danger se va y Santos decide llevarse a Marisela, quien no pasa desape­rcibido su limpieza y de la casa, a vivir junto con su padre, a Altamira.
 

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